El Coronavirus es Mas que Una Molestia y Un Desastre

Domingo.

Esta mañana no es como otras mañanas.

Preparo el desayuno, pero en realidad no tenía ganas de levantarme de mi cama. Sentía las sabanas suaves. Respire profundamente y lento. Los miedos, la ansiedad, la aislación -- todo vivia lejos ahora. O, así pensé en mi cama, segura en el momento.

Nuestro mundo está redescubriendo ser humano/a otra vez.

Por muchos años hemos vivido sin pensar en el otro. ¿Y por qué? Porque no ha sido necesario pensar que nuestros vecinos son importantes, y mas que tienen piel como nosotros (no importa el color), tienen ojos como nosotros, aman como nosotros, sufran como nosotros, respiran el miso aire que nosotros. 

 Corremos de un lugar al otro sin ver el dolor, el gozo, y la humanidad reflejada en las caras de nuestras familias, y menos al extranjero.

Lo que hemos perdido es un gran regalo de mi Dios – el regalo de sentir. ¿Sentir que? Sentir gozo después de la desperación, tristeza de las perdidas, dolor de transiciones en mi vida – tu vida – otras vidas, la vivencia de risa sin la deshonra, y más. 

Mucho tiempo, vivo fuera de mi cuerpo, a una distancia segura porque no sé si pueda tolerar el sentimiento de ser humano. 

 Salmos 139:14 (NTV)

14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
    Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.

Dios nos ha hecho vivir en nuestros cuerpos, habitar nuestra piel en una manera maravillosamente.

Pero, nos cuesta mucho. Nos cuesta poder separar de lo malo y lo Bueno, y vivir más sinceramente. Vamos a tener que reír mas, llorar más, gritar más, y pedir más ayuda. Así que, si yo puedo vivir y sentir lo que está pasando en mi cuerpo maravilloso, después de que yo me pueda simpatizar contigo y lo que está pasando en tu vida. 

El deseño de Dios es increíble, y maravilloso. Y, también, no es fácil vivir de otra manera de lo que nos hemos acostumbrado. La cultura nos vende una forma de ser que es menos de lo que somos.

Cuando empezamos de vivir en nuestros cuerpos, podemos encontrar otras personas – humanos de una manera nueva. Y yo creo que es la manera más encarnada, como Jesús Cristo caminando en la tierra, aquí. 

Entiendo, ambos en mi mente y cuerpo más que soy humano cuando soy el testigo, que no solo observo, pero siento lo que tu sientes. Eso es vivir. Es maravilloso. Eso es ser testigo. Poder vivir en mi cuerpo, para ser un testigo de tu historia también. Es el regalo más generoso que puedo dar – porque mientras encuentro otro humano, y siento el gozo, dolor, risa, y más, me mueve a tomar decisiones diferentes. 

 Cuando estoy más lejos de mi cuerpo, estoy más lejos de ti, y puedo separarte sin de veras saber que eres un humano/a.

Esto es la gloria de creación. Vivir. 

El Coronavirus es más que una molestia y desastre, es una oportunidad de acordarnos del imago dei. En mis oraciones privadas y con mi familia, pido que el Señor me transforme más y más, que haga conexiones mas y más entre me mente, espíritu, y cuerpo. 

 Quiero vivir y quiero ser testigo.